La historia se escribe directa y firme, a pesar de los renglones torcidos. Nunca nadie ha podido pararla.
Me refiero a la nuestra, nuestra historia, la que se escribe con miles de pequeñas historias, hechos, conversaciones, gestos, palabras, aciertos y errores que van hilando una vida.
Con la perspectiva de los años aprendí que todo aquello que lanzamos a al universo nos es devuelto en la misma medida y forma. Es un boomerang del que nadie ha podido escapar. Estamos tan absortos en vivir, nos dedicamos a ello con entusiasmo unas veces, con astío otras, que apenas tenemos tiempo para interpretar porqué ocurren determinadas cosas en nuestras vidas.
Los hechos simples cambian historias personales; he sentido cómo una mano que roza otra mano llega a cambiar el rumbo de una vida. Una palabra que decimos, la que dejamos de decir, un gesto súbito, una decisión improvisada, son tan importantes como las grandes batallas que cambiaron el curso de la historia de la humanidad.
Cuando miramos hacia atrás , descubrimos aquellas pequeñas o grandes cirscustancias de nuestras vidas en las que nos vimos inmersos sin demasiada conciencia de lo que hacíamos, y cómo éso supuso un antes y un después que ya difícilmente podemos corregir. Sólo el "darse cuenta" nos sirve para comprender, aceptarnos y recoger lo sembrado.
Parece sencillo, "darse cuenta", pero es tan difícil estar en contacto con una misma, saber lo que sientes y deseas, cuando lo que ocurre en el exterior te empuja sin preguntar ni pedir permiso..... Lo que está fuera de la piél no puedes cambiarlo, simplemente "es" , pero podemos escribir y contar lo que nos sucede como la mejor de las autoras del universo literario.