EL BALCON DE LOLA

No soy escritora, pero me gusta coquetear con las palabras y alinearlas en cuentos e historias. Aquí quedan todos colgados en este balcón, para que tú puedas recrearlos, y yo sacar mis sombras a orearse. Lo hago sin ánimo de ofender, sin pretensiones de deslumbrar, tan sólo con la intención de compartir con quien pase a mirar y tal vez se quiera quedar.

lunes, 11 de octubre de 2010

DECIR ADIOS

           

              La vida está llena de adioses, pero no todos los adioses son iguales.
          Los mas sencillos son los que pronunciamos como automatismos, ante aquellas cosas o personas que no calaron nuestra piél.
         Otros están cargados de esperanza en el retorno; sabemos que la distancia no borrará su recuerdo, ni el deseo de volver.
     También los hay desgarradores, pero necesarios para sobrevivir. Esperamos que la distancia borre la nitidez de su estela y  el tiempo haga su trabajo en el olvido.
    Los adioses pueden llegar a ser concéntricos. Los pronunciamos con seguridad pero sabemos que volveremos a encontrarnos, sobre todo cuando los decimos con la voz de la razón a sabiendas  de la traición del corazón, que  siempre gana su batalla. Son los adioses que van cubriéndonos con la corteza que protege del dolor y el desengaño. Como árboles milenarios si nos abrieran  escribimos nuestra historia incapaces de avanzar.
     Atada al reencuentro inevitable  con tus  besos y abrazos voy creando mi coraza ante el mundo, silenciando mis razones para  olvidarte y engañándome en cada despedida, que duran  lo que tardas tú en buscarme y yo en  reencontrarte.