EL BALCON DE LOLA

No soy escritora, pero me gusta coquetear con las palabras y alinearlas en cuentos e historias. Aquí quedan todos colgados en este balcón, para que tú puedas recrearlos, y yo sacar mis sombras a orearse. Lo hago sin ánimo de ofender, sin pretensiones de deslumbrar, tan sólo con la intención de compartir con quien pase a mirar y tal vez se quiera quedar.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Microcuento

                              Elena caminaba   en una  tarde otoñal.  El paseo le llevó al camino que conducía al cementerio. Abrió la verja con dificultad; el chirrido del metal envejecido por el tiempo resonó acompasando  sus andares. Avanzó por el sendero que se abría entre el destello de mármol de las lápidas; las letras relucían entre flores de plástico , guardando la memoria gráfica de nombres ya olvidados.
                            Al fondo divisó el panteón de piedra. En ese lugar, muchos años antes, Juan  , abrazándola, le contó historias de sus antepasados allí enterrados: su padre, su abuelo... toda una estirpe de hombres rudos y orgullosos que labraron la tierra para salir adelante;  le hizo la promesa de enterrarla allí con él cuando ambos murieran como prueba de un amor que le juró eterno y sobrenatural.

                         Ante aquel panteón buscó en su memoria qué había sido de aquel sueño de juventud y no encontró rastro.  Sus manos tocaron la puerta de cristal vidriado y acercó su cara para ver mejor las lápidas del interior.  Allí había una losa grabada en la que leyó:

                              “ Juan Rodríguez – Elena Mendizábal”
                                            fallecidos trágicamente
                                      a la temprana edad de 20 años.


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